Vida En Salud

Escuela de autogestión de la salud

Tengo una newsleter que actualizo a diario. Aprendizaje profundo, mails breves, cargados de valor, que llegan a tu bandeja de entrada, con el propósito de ser el mail que más disfrutes del día.

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Si no tienes opciones, la libertad te queda muy lejos

Mira, yo no soy de conformarme con lo menos peor.

Lo que a mi me calza, no está comercializado. Porque sólo puede ser creado para mi, en cada momento.

Tú lo sabes, a tí te pasa lo mismo.

Lo que se presenta como opciones, no lo son. Son diferentes versiones de lo mismo: Salud comercial, pura y dura.

Y el papel que nos ha sido asignado en este circo es el del pringao (Y aún más, la pringada) que confía a ciegas y se deja llevar, sin cuestionar.

Se trata de coger tus miedos, cuidadosamente potenciados, meterlos en la batidora para que salgas rebotao (y aún más, rebotada) y compres lo que te pongan delante.

Y, hasta cierto punto, lo puedo comprender. Todos necesitamos que el tiempo, la dedicación y el esfuerzo, nos rindan económicamente.

Pero, yo soy incapaz de tratar así a quienes considero prácticamente mis hermanos. Tengo unos principios y éstos me impulsan a respetar a mis semejantes tanto como me respeto a mí misma.

Llámame debilucha o sensiblona, si quieres. Me da igual. 

Por eso, desde la capacidad creadora que Dios ma ha dado, he creado (si, creado) una opción.

Voy a poner en tus manos lo necesario para generar y dar fundamento a opciones que te encaminen a esa anhelada libertad que tu corazón, yo sé, añora.

No «alternativas» maquilladas.

Opciones, para elegir.

Compruébalo. Es fácil.

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Listo.

Que, una vez dentro, no te cuadra, pues te das de baja.

Igual de fácil. En cada email tienes un enlace para hacerlo.

Si quieres suscribirte, aquí abajo.

En este email, que diariamente recibirás, te iré mostrando cómo funciona la escuela Vida en salud y te ofreceré comprar algunas de las herramientas que mis colaboradores y yo generamos para nuestra comunidad.

Y, seguramente, lo más valioso que vas a recibir a diario (si, cada día, sin excluir ni vacaciones ni fines de semana, ni festivos, cada día que mantengas tu suscripción activa), es un consejo vital, emitido desde un corazón que late vivo.

Cada día, cuando abras tu email por la mañana,  encontrarás mi consejo-lección-reflexión en tu bandeja de entrada, junto con la propuesta que tenemos lista para venderte ese día.

Recibirás palabras.

Palabras que inspirarán a tu cerebro a salir de la caja en la que ha sido metido.

Palabras que abrirán puertas desde las que ver con tus propios ojos, en lugar de seguir las consignas que ya conoces y llevas toda la vida siguiendo sin obtener resultados satisfactorios.

Si te gusta el concepto, te apuntas abajo. Si eres más de seguir conformándote con como estás y llorar por lo que tienes o no tienes, con que no te apuntes es suficiente.

Sino, tienes otras alternativas, más de acuerdo con los «estándares»:

Salud oficial, de la que venden por la tele.

Salud alternativa, de la que venden los influencers por las redes sociales.

Salud popular, de la que corre de boca a oreja, «porque a mi prima le ha ido estupendamente».

Salud de la que venden (y carísima) las diferentes empresas instaladas en los múltiples multiniveles que ofrecen productos panacéicos, buenísimos para la salud, de cualquiera.

Y luego los saraos de los listillos que explosionaron a raíz de la escenificación del aten-tado global organizado en el 2020.

¡Alternativas tenemos! —Podrías decirme en base a esto.

Pues no.

Sigo considerando que no, que no son opciones a la altura de la verdadera necesidad humana.

Son réplicas protocolarias que intentan pillar las migajas que deja un macro-negocio muy, muy lucrativo, que mueve cientos de billones hacia fuera de la circulación en que la mayoría de nosotros nos movemos.

Así que he creado una opción, desde dónde me he propuesto difundir lo necesario para que tengas dónde elegir.

No algo que has de acatar por fuerza. No.

Opciones que te encaminan a esa verdadera autonomía que casi ni recuerdas ya.

«Menos lobos caperucita» —me dirás.

Bueno. Compruébalo. Es fácil.

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Si no te va, te vas.